La inteligencia emocional lleva a un nuevo enfoque centrado en la relación, la interacción y la comunicación a fin de permitir optimizar la influencia positiva que puede tener el docente sobre el alumno, ayudándole, motivándole y apoyándole mejor para que tenga éxito en su paso a la vida adulta.
Enseñar es un trabajo complejo, algunas veces estresante, siempre exigente.
Cada vez hay más alumnos « difíciles », cada vez hay menos respeto, motivación y compromiso por parte de ciertos alumnos, cada vez hay que dedicar más tiempo a reajustar y disciplinar.
El docente entra en el terreno de los cambios personales mediante un trabajo sobre sí mismo.
La inteligencia emocional consiste pues en identificar las emociones y los estados anímicos y gestionarlos o modificarlos para eliminar sus condicionamientos y sus defectos, así como en reforzar y desarrollar las cualidades, logrando una mejor comprensión de sí mismo.
El docente debe estar preparado para cuestionarse, analizar sus propias actitudes, sus acciones y lo que éstas pueden dar lugar. Este enfoque lleva al docente a tomar consciencia de los efectos que el comportamiento, las emociones y el estado anímico de cada una de las partes produce sobre el entorno. De esta forma podrá desarrollar una mejor comprensión acerca de la incidencia de lo emocional y del estado anímico en la creación de situaciones relacionales.
Al mismo tiempo, el desarrollo de la observación, de la atención al otro y de la empatía, permiten comprender lo que le pasa al otro, al alumno, y reaccionar de un modo apropiado.
Este proceso de cambio progresivo produce un efecto positivo sobre el entorno y sobre las relaciones docente-alumno.
En efecto, el nuevo estado anímico del docente modifica la relación con el otro, permitiéndole así ejercer una influencia positiva sobre el alumno (así como sobre sus colegas). Esta influencia positiva permite al alumno un cambio en sus comportamientos y estados anímicos.
Objetivos de la formación en inteligencia emocional para los docentes.
•Aprender a gestionar las emociones y adquirir dominio sobre la mente.
•Adquirir inteligencia emocional para la gestión apropiada de lo emocional y lo mental a fin de llegar al desapego que es indispensable para la resolución sabia de todas las situaciones que se presenten(el desapego (ser Zen).
•Sentirse bien en la vida y en la actividad profesional.
•Adquirir confianza, serenidad, fe en uno mismo y en los alumnos. Sentirse bien, motivado, feliz, abierto, creativo y dinámico y sentirse cómodo con las responsabilidades docentes.
•El Poder de Reconciliación: recrear un vínculo más potente que el perdón.
•Ser racional y al mismo tiempo benevolente.
•Atreverse a realizar y desarrollar capacidades para una relación más individualizada que remotive a los jóvenes.
•Convertirse en « un referente », un verdadero mentor que ayude a los alumnos a desenvolverse mejor en la vida.
•Aprender a identificar los factores emocionales que influyen en una situación y saber gestionarlos para aportar una resolución sabia de los problemas encontrados.
•Crear un « clima de clase » propicio para el aprendizaje y la motivación de todos los alumnos
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