Los gestos de amor de mis adorables Belén y Kata, y todo el equipo humano sensacional de los Mucci’s de la C/Tallers i Bon Succès  de Barcelona quienes puntualmente, cada noche, me dan las pizzas un poquito horneadas o las empanadas rotas que no pueden vender y las colocan sobre el horno o en el horno para que lleguen a la gente calentitas.

Gestos de amor que he realizado sola, a veces, o con la ayuda de la buena voluntad de tantas personas que han querido extender un poquito más ese eslabón de La Cadena del Corazón Stéllaire movidos por la bondad y la fraternidad.

Formo parte de Stéllaire, asociación y escuela de formación, “escuela de vida con fines humanitarios” como lo llama MAAM-MARA, desde hace 5 años.


Hace algún tiempo, Maam-Mara, lanzó la iniciativa de crear una cadena de intercambio y de entreayuda para los que están en dificultad. Así pues surgió “La Cadena del Corazón Stéllaire”.

Tener un fuerte dolor de cabeza, incluso fiebre, un dolor de muelas agudo, haber cogido un resfriado fuerte al dormir en ese suelo duro, entre cartones tan incómodos y con tanta humedad. Sentir como si os hubieran apaleado por la mañana cuando os levantáis y os duele todo el cuerpo, después de la noche tan ajetreada del cajero que habéis pasado por tantas historias que se producen entre tantas personas que duermen juntas también con vosotros en el cajero.

Estar a veces desamparado, sentiros profundamente solo, no tener con quién abrir vuestro corazón, que a veces se siente un poco triste o nostálgico. Sin poder explicarle a alguien esas pequeñas cosas de la vida cotidiana que os hacen sentir como los demás: el hecho de haberos podido afeitar la barba, de haberos podido dar una ducha calentita y oler ese día a limpio. De haberos podido cambiar de ropa, ropa limpia aunque sea de 2ª o 4ª mano!, de haberos cortado el pelo, de haber jugado al bingo o visto una película a veces no demasiado interesante en uno de los centros sociales privados que acogen algunas tardes a “los sin techo”.

Un Gran bravo a Judith por sus acciones, de parte de todo el equipo Stéllaire, así como a todas las personas, todos los eslabones de la Cadena del Corazón que la apoyan

Entrar a una gran cadena alimentaria y recoger las patatas fritas o los trozos de menú que la gente no se ha comido para haceros vosotros también un buen menú con todos ellos.

Ir por todas partes con vuestro carro metálico, vuestros pies y vuestras manos cansadas, intentando encontrar chatarra o cartones en los contenedores o donde sea que podáis, para ganaros algún euro ese día, pues cada día los “catadores de basuras” son mayores y la competencia aumenta.

MAAM-MARA, Patrick, Bruno, Marylise y Marie-Claude

Pequeños gestos de Amor

El valor del precio de las cosas cuado os habéis vistos obligados a pedir, sentados muchas horas en el metro con vuestro vaso de plástico o vuestra cajita de cartón, quizás  junto a un gran almacén soportando las prisas de los otros, sus malas caras o su indiferencia para poderos ganar “un jornal” al menos momentáneamente.

Desde España poco a poco, la Cadena del Corazón Stéllaire ha ido tomando vida siempre impulsada por mi anhelo profundo y “testarudo” de tender una mano amiga, de querer venir en ayuda a aquellos que más lo necesitan, como he visto hacer a Maam-Mara.

Llegar a pasaros horas haciendo “el tour de los cajeros” pues al que habitualmente acudís está cerrado porque hoy juega el Barça y se teme al vandalismo, o porque al director de la caja o del banco o a la misma policía se les antojó hoy cerrarlos.

Los gestos de amor de mi amigo Kevin, el irlandés, al regalarme una bicicleta blanca para que pueda hacer el reparto de comida por las noches a los sin techo más deprisa y llegue más lejos y a más gente.

Para la continuación del relato "los Pequeños gestos De amor", haced click sobre las manos arribaStellaire_SP_-_archivos_diciembre_2012_2.html
photo © Syowoe/flickr
photo © sampac/flickr

Tener que recoger las colillas del suelo para liaros un nuevo cigarrillo con todas ellas juntas como cuando la época de nuestros abuelos , la época del estraperlo, tras la guerra.

Es ahí, en todos esos momentos y circunstancias, cuando esos pequeños gestos de amor resultan un gran bálsamo que calientan vuestro corazón y vuestra vida.

Para los que nunca han pasado por la experiencia de verse obligados a vivir en la calle, y quizás nunca tengan la suerte de vivirlo, no pueden llegar a imaginarse ¡qué bien son recibidos esos pequeños gestos de amor!

La Entreayuda

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Vivir en la calle es duro: no ver las horas pasar, no saber qué hacer o adónde ir, rodearos de compañeros/as que pasan sus horas bebiendo, drogándose, discutiendo y peleándose después.

Y yo estoy 
aquí para ti, 



para vosotros.
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